Si surgiera una emergencia de seguridad y la Unión Europea se viera obligada a trasladar rápido vehículos militares de un país a otro, podría toparse con una traba burocrática insospechada: “Los tanques de un país de la UE no pueden circular por otro si son más pesados de lo que permite la normativa de circulación vial”. El comentario parece una broma, pero es una observación muy seria de Tribunal de Cuentas sobre los obstáculos a la movilidad militar que afectan a los Veintisiete, con múltiples “cuellos de botella”, pese a que Europa está en plena carrera de rearme y de aumento de su presupuesto de defensa.

“La movilidad militar es crucial para que la capacidad de defensa de la UE sea creíble, y claramente es necesaria la celeridad. Pero todavía no va por la vía rápida debido a los cuellos de botella en el camino”, resume la situación Marek Opioła, miembro del Tribunal responsable del informe presentado este miércoles en Luxemburgo.

En la misma semana que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se reunieron en Bruselas para discutir cómo aumentar sus presupuestos de defensa e impulsar su industria militar, el informe de los auditores europeos advierte de que ni siquiera se ha logrado aún “el objetivo de garantizar un desplazamiento rápido y fluido de personal, material y equipos militares dentro y fuera de la UE con poca antelación y a gran escala”.

Porque lo de los tanques y los permisos de cruce de fronteras es solo uno de los ejemplos que los auditores europeos ponen para destacar los problemas burocráticos y de falta de cohesión de normas entre los Estados que dificultan la deseada movilidad militar. Hay más: “Determinado equipo pesado de un Estado miembro no pudo alcanzar una base militar situada en otro Estado miembro porque un puente que habría de usarse solo podía soportar tráfico ligero. Al final, fue necesario un considerable desvío”, recoge también el informe, que elude citar los países afectados por el “carácter sensible del tema”.

Nueve meses después del comienzo de la guerra en Ucrania, la UE aprobó, en noviembre de 2022, su segundo Plan de Acción sobre Movilidad Militar 2.0, válido hasta 2026, con el objetivo de “ayudar a las fuerzas armadas europeas a responder con mayor eficacia, rapidez y en número suficiente a las crisis en las fronteras exteriores de la UE y fuera de ellas”. El plan, que según Bruselas proporciona un marco global para desarrollar una red de movilidad militar bien conectada, con tiempos de reacción más cortos e infraestructuras y capacidades de transporte “capaces, seguras, sostenibles y resilientes”, respondía a una de las necesidades de seguridad identificadas en la Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa publicada en la primavera de ese mismo año. Entre otros, proponía invertir en infraestructuras de transportes de doble uso o digitalizar los procesos administrativos relativos a las formalidades aduaneras y los sistemas de movilidad militar.

“El último plan de acción de la UE sobre movilidad militar ha experimentado avances desiguales debido a problemas de diseño, y todavía existen obstáculos a su aplicación”, constatan ahora los auditores europeos.

El nuevo análisis del Tribunal de Cuentas, con sede en Luxemburgo, también ha estudiado el primer presupuesto europeo para la movilidad militar, que incluye una asignación de 1.690 millones de euros dentro del marco financiero plurianual (MFP) 2021-2027. Una partida “relativamente modesta”, señalan los expertos, que no obstante valoran positivamente la rapidez con que esos fondos estuvieron disponibles, lo que “envió una señal política importante”.

Pero la demanda superó rápidamente a la oferta, con el resultado de que aunque el presupuesto debería durar hasta 2027, “el dinero se acabó al final de 2023”.

Entre los problemas identificados por los auditores, es que la Comisión Europea no evaluó “exhaustivamente” lo que se necesitaba cuando preparó su segundo plan de acción. Y eso “le impidió calcular adecuadamente la financiación necesaria para alcanzar sus objetivos”.

Falta de coordinación

Se trata, también, de falta de coordinación, consideran los auditores: “en la UE no existe una función u organismo central que coordine las medidas de movilidad militar” y que los mecanismos de gobernanza para la movilidad militar son, a juicio de los propios Estados, “complejos”, siendo “difícil averiguar quién hace qué”, más allá de que hay “solapamientos” en las medidas reguladoras.

De ahí que los auditores recomienden mejorar la gobernanza de la acción de la UE y dotarla de un enfoque “más preciso”, haciendo al mismo tiempo “más predecible” la financiación. Para el tribunal de Luxemburgo, la UE también podría “aprovechar el potencial de los actuales fondos de la UE para el transporte civil con el fin de aliviar los cuellos de botella de la movilidad militar”.

En una respuesta al informe enviada a periodistas, la Comisión Europea dice “tomar nota” de las conclusiones de los auditores y que las tendrá en cuenta en su agenda, donde la movilidad militar “será una prioridad del mandato” recién inaugurado. También asegura que está trabajando sobre las “necesidades de inversión” en la materia. Pero frente a las críticas sobre la falta de coordinación, defiende un enfoque integral de movilidad militar, si bien reconoce que tiene que trabajar en materia de simplificación normativa, analizar las necesidades de inversión en infraestructuras y de activos de movilidad (como equipos especiales, transporte aéreo o almacenes y logística comunes), todo ello, subraya, “en estrecha colaboración con la OTAN”.



Source link