JUEVES SANTO, SACRAMENTO DEL AMOR

Dios, es AMOR. La manifestación de Dios en Jesús de Nazaret se caracteriza por un amor que llega hasta el extremo, hasta la locura. El Divino Loco de Amor, Jesucristo, que dejando el Cielo viene a la tierra a hacerse niño, a hacerse hombre y después morir en manos de los hombres para salvar a los mismos hombres que le crucificaban.
Este amor de Dios es pensado como un servicio al hombre y su mundo; como un compromiso de Dios para ayudar a que el ser humano llegue a vivir dignamente en el mundo.
Este misterio de Dios revelado en Jesús es a la vez la manifestación de lo que ha de llegar a ser el mundo. El principio animador de toda transformación ha de ser el amor.
Este espíritu crea la fraternidad humana, haciendo que unos estén al servicio de los otros. Esto supone que el hombre frente al hombre no es un competidor, ni un ser que se apropia lo de los demás y lo acumula en su propio provecho.

La fraternidad lleva consigo la comprensión, la comunión, la confianza mutua, la alianza de Dios con el hombre, empuja, por otro lado, a realizar la promoción de la sociedad, superar las estructuras que esclavizan y estar dispuestos a salir hacia una tierra donde sea posible la libertad.
La Eucaristía, es el sacramento de toda la obra salvadora de Dios y de la vivencia que de esta salvación tiene la comunidad. En ella se hace presente la comunión con Dios y la comunión fraternal.

La Eucaristía es el Sacramento de la Pascua; es necesario comerla, dispuestos a emprender el camino de la liberación; es un signo que manifiesta tu decisión de pasar de la esclavitud de tus propios pecados: egoísmo, orgullo, pereza, soberbia, vanidad, a la libertad de una vida que imita a la de Cristo que siendo Señor vino a servir y dar su vida por todos los hombres.

comulgar significa entrar en comunión en unión común con los sentimientos de Cristo Jesús y si de verdad comulgas todos los días, necesariamente te has de ir enriqueciendo, llenando de amor divino, pero el amor divino produce siempre una exigencia de darse a los demás: ¡Ay de mí si no amara!, debe ser tu grito y cuando digo amor estoy hablando de proyectar sobre los demás, sobre los pobres cristos de la tierra, el amor que tú recibes del mismo Dios a través de Jesucristo en la Comunión.

Pero vamos a hacernos una pregunta puesto que estamos en el Jueves Santo: ¿Por qué el Señor ha instituido la Eucaristía? Estamos ante el misterio del Amor. Es propio del amor el identificarse con el ser amado. Dios ha hecho al hombre a imagen y semejanza suya, en cuanto que lo ha creado con capacidad de conocer a Dios y de amar a Dios, pero existe, una diferencia abismal entre Dios y el hombre. De aquí que Jesucristo tenga un triple fin con la institución de la Eucaristía.

 El primero es hacer crecer el amor de todo hombre hacia Dios. Cristo cuando se ha quedado en la Eucaristía, se ha quedado para ser tu alimento y para ir destruyendo la raíz de todos tus pecados.

 La segunda razón es demostrarte su amor infinito. Lo dijo Él mismo: “nadie ama más a sus amigos que aquel que da la vida por ellos”.

 Y el tercer motivo de la Institución de la Eucaristía es transformarte en Dios, divinizarte, porque ya sabes que nuestro fin es llegar a contemplar el rostro de Dios y no se puede hacer esto, sin convertirse en el mismo Dios.

Por eso, es preciso que cada día, puedas decir con verdad a la hora de acostarte: “Gracias, Padre mío, porque al final de este día soy un poco más tú y un poco menos yo”. Y la razón es muy sencilla: Porque Cristo es la imagen del Padre. Cuanto más te parezcas a Cristo, más te pareces al Padre.

Que de verdad comulgues, que se note que tienes hambre de Dios, que tienes hambre de darte a los demás, que tienes las manos llenas de bondad, de ternura, de cariño, para todas las personas a las cuales tengas que ayudar.

P. Julián Lorente Lozano
[/gpt3]


Source