En el segundo día en el que se habilitó la página web para realizar el censo en línea, los ciudadanos destacan la rapidez para llenar el formulario y el poco tiempo que les tomó hacerlo.
Paúl Castro ingresó a un link en horas de la mañana de este domingo 2 de octubre de 2022. El proceso de registro y obtención de clave de usuario le tomó aproximadamente cinco minutos.
Lo hizo por medio del navegador Chrome y responder todas las preguntas le llevó alrededor de media hora. Comenta que tuvo que iniciar sesión al menos dos veces debido a que la página se colgó y debió ingresar nuevamente.
Castro ingresó los datos de su esposa y sus dos hijos en el apartado de hogar. El aspecto más complicado, dice, fue al momento de ubicar la dirección de su domicilio en el mapa y guardarla. Allí se tardó más tiempo.
Melissa Yerovi, otra usuaria de la página, pudo llenar en menos de media hora el formulario de su vivienda, la de su novio y su mamá. Todo lo hizo en 30 minutos.
Para ella una de las mayores complicaciones fue al momento de ingresar su nivel educativo, pues “no se guardaban las respuestas”. Tras varios intentos consiguió hacerlo y ahora ya cuenta con su certificado.
Cristina Pérez llenó el censo este domingo. Ella vive sola por lo que únicamente tuvo que ingresar sus datos en el sistema. Según cuenta, lo que más tiempo le tomó fue el registro en el sistema y la ubicación de su domicilio.
Los otros datos relativos a su vivienda, educación y actividades a las que se dedica le tomaron menos de cinco minutos. No tuvo complicaciones con el servidor y considera que el procedimiento fue “muy rápido”.
Otros ciudadanos, sobre todo adultos mayores que viven solos, no se han enterado aún que deben censarse. Natalia Baño es una mujer de 78 años que vive sola en el sur de Quito. Al ser consultada sobre el censo, explicó que no conocía cuál era el procedimiento para llenar el formulario.
Aseguró que en los próximos días pedirá ayuda a sus nietos para cumplir con este procedimiento, pues en su hogar no tiene acceso a computadora o Internet.
El mismo caso es el de Matilde Usiña, una indígena que arrienda un departamento en el sector de San Bartolo. La mujer únicamente terminó la escuela y se dedica a los quehaceres domésticos. Cuenta que nunca ha utilizado un computador, pero que sus hijos tienen acceso a teléfonos inteligentes y les pedirá a ellos que cumplan el procedimiento.
FUENTE: EL UNIVERSO
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