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Continúa el abuso sexual infantil

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Dos años. Ese fue el tiempo que Shirley (nombre protegido) soportó las agresiones sexuales de su propio progenitor hasta que vecinos denunciaron el caso ante las autoridades y ella pudo recibir  ayuda  institucional. La afectada dice que aún no está preparada para regresar a casa, pero, en todo caso, está feliz y sueña con ser médico.
Testimonio
Acompañada de su psicóloga, con tan solo 16 años de edad, Shirley narra su historia. Desde septiembre de 2016 vive en un centro de acogimiento para niños, niñas  y adolescentes violentados sexualmente. “Tengo un hijo de un año y medio de edad”, expresa.
“Al levantarnos aseamos el cuarto, hacemos el desayuno, nos cambiamos y nos vamos al colegio, después regreso a las 1220, hago los deberes, veo a mi hijo, que en la mañana pasa en la guardería, en la noche con la veladora arreglamos todo y nos vamos a la cena. Somos seis mujeres y dos niños que compartimos la habitación”, menciona Shirley.
Shirley regresa la mirada a su psicóloga. Manifiesta que llegó al centro porque su progenitor fue quien la agredió sexualmente durante dos años. “Mi madre vive en España, mi papá, vino cuando yo tenía ocho años de edad y durante dos años abusó de mí, antes vivía con unos familiares. Regresaré a mi casa pero cuando esté preparada, ahora estoy muy feliz, porque hay gente que me ayuda, gracias en primer lugar a Dios por darme la oportunidad de estar rodeada de gente maravillosa, he subido un escalón más para seguir adelante junto a mi hijo, me gustaría graduarme de doctora”.
 
El dolor de la madre  
Romina (nombre protegido) es otro caso. Ella tiene tres hijos. Nació en Paltas. “Mis dos primeros hijos los tuve en un compromiso anterior, durante cinco años viví sola con mis dos niños, trabajaba y tenía que dejarlos en una guardería, no había quién me los cuide, trabajaba como mesera, los días sábados madrugaba para hacerles la comida y rogarles a mis vecinos que me les den de comer, había días en que pasaban solos.  Regresaba a las tres de la tarde del trabajo, pedía al dueño del salón que me regale comida y corría a verlos, de repente los encontraba dormidos sin alimentarse”,  dice entre lágrimas.
Romina manifiesta que su vida cambió cuando conoció a un guardia de seguridad y“desde el día que lo vi me gustó, a los cuatro meses nos unimos, desde ese día mi vida cambió por completo mi esposo trabajaba y yo pasaba en la casa con mis hijos, tuvimos una hija más y ahora soy auxiliar de enfermería”.
La mañana del  2 de enero de 2017, Romina envió a su hijo de cinco años de edad a la tienda del barrio. “Le pedí que comprara 50 centavos de pan, la tienda es cerca, ya había pasado 30 minutos y no llegaba, con mi esposo fuimos a buscarlo, no lo encontrábamos, fuimos por todas las tiendas y nadie daba razón. Regresamos a casa y no estaba, llamé al 911 y mientas hacia la denuncia mi hijo llegó. Mi esposo lo empezó a interrogar y confesó que un señor lo había llevado al bosque, fuimos a buscar la casa de ese hombre, ahí no encontramos a nadie, todo estaba cerrado”, señala.
Después,  Romina comenta que su hijo ubicó una vivienda, ahí apareció un hombre con las características que describió. “Esperamos que ingrese a la casa, mi marido lo llamó que salga y no quiso dar oídos, llamé de nuevo al 911 y pedí ayuda, ahí mi hijo lo reconoció y la Policía lo apresó, hasta el momento no se ha dictado sentencia, estamos a la espera que el abusador reciba su castigo”.
“Este hombre llevó a mi hijo a su cuarto lo hizo ver videos pornográficos, lo obligó a que lo masturbara, el niño reconoció el cuarto y testimonió  lo sucedido, enseguida pusimos la denuncia, a mi pequeño le hicieron todos los exámenes médicos y se comprobó que no hubo penetración, gracias a Dios, solo abuso”, explica la madre.
Organización para proteger
La viceprefecta de Loja, Nívea Vélez Palacio, comenta que el abuso sexual es una problemática grave en Loja, “especialmente en el sector rural y periférico hay un abuso a las niñas y niños menores de 12 años, que se presenta por familiares, el abusador conoce el medio, la hora que sale la madre y el padre, y las condiciones en que se quedan los niños, porque es cercano a la familia, son  padres, padrastros, tíos, que aprovechan el momento para abusar”.
Nívea Vélez  indica que en Loja no existía institución que haya abierto un espacio de apoyo para prestar ayuda a las niñas y niños abusados sexualmente. La Prefectura de Loja abrió el  centro ‘Patricia Elena Cisneros’ con todas las condiciones para albergar a personas  violentadas sexualmente por familiares.
“Fuimos a Cuenca para conocer el manejo de un centro allá, encontramos una niña de Calvas que recibía apoyo en esa ciudad, ya que en Loja no existía, con pena que nuestras niñas de la provincia eran sacadas de su entorno, empezamos a trabajar para que la casa de acogimiento ‘Patricia Elena Cisneros’ pueda servir. Los casos se derivan de la Fiscalía, se levanta el informe legal y social y las niñas se las integra a la casa, allí se da el apoyo psicológico, legal, se trabaja con la familia, las insertamos en el sistema educativo, les ayudamos con el cuidado de sus niños si es el caso y les apoyamos en la capacitación para que cuando salgan de esta casa lo hagan con un  trabajo”, explica la Viceprefecta de Loja.
Atención pública
El Ministerio de Salud Pública (MSP) brinda servicios para las personas que son violentadas sexualmente con atención inmediata en la parte física y psicológica, se realizan exámenes complementarios según la urgencia del caso y se reportan informes sobre las prácticas profesionales realizadas según el protocolo establecido.
Las personas que son agredidas sexualmente, después de la derivación del organismo legal competente, son abordadas bajo los códigos legales respetando principalmente sus derechos, con una atención diga, sin discriminación y confidencialmente. (EVLL).
FUENTE: LA HORA

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