El régimen de Pyongyang aseguró haber probado una bomba H, suscitando la condena internacional y la advertencia del presidente de EE.UU., Donald Trump que calificó el acto de «peligroso» y «hostil».
Las agencias geológicas extranjeras habían detectado inicialmente un temblor sísmico de magnitud 6,3 cerca del principal sitio norcoreano de ensayos nucleares, en Punggye-Ri.
Tokio confirmó poco después que se trataba de un ensayo nuclear. Luego, una presentadora de la televisión pública norcoreana declaró: «el ensayo de la bomba de hidrógeno fue un éxito perfecto».
La explosión tuvo una potencia estimada próxima a los 100 kilotones, lo que supone el quíntuple que el anterior test atómico norcoreano de septiembre del año pasado.
El sexto ensayo nuclear norcoreano y segundo supuestamente llevado a cabo con un artefacto termonuclear culmina un período de frenética actividad armamentística por parte del régimen de Kim Jong-un, tras probar más de una decena de misiles balísticos desde comienzos de año.
Respuesta
El jefe del Pentágono, James Mattis, prometió que habrá una «gran respuesta militar» por parte de Estados Unidos.
«Cualquier amenaza a EE.UU., sus territorios, incluido Guam, o nuestros aliados recibirá una enorme respuesta militar», advirtió Mattis, quien compareció brevemente ante la prensa en la Casa Blanca tras participar en una reunión con el presidente Trump para analizar el ensayo nuclear norcoreano.
Más tarde, a la salida de una misa por las víctimas del huracán Harvey, Trump respondió con un «Ya veremos» cuando un periodista le preguntó si planea atacar Corea del Norte.
El presidente surcoreano, Moon Jae-In, que había abogado por un diálogo con el Norte, solicitó «el castigo más fuerte» contra Pyongyang, incluyendo sanciones de la ONU. (I)
Más potente que bomba atómica
Los habitantes del área metropolitana de Houston, Texas, han iniciado ya el camino a lo que las autoridades prevén como un largo proceso de recuperación y, poco a poco, retornan a sus hogares para evaluar los daños causados por el paso del huracán Harvey.
En el Condado Harris, donde se asienta Houston y que contabiliza por lo menos 130.000 estructuras afectadas por las inundaciones, aún hay zonas bajo orden de evacuación obligatoria y sus habitantes empiezan a remover escombros y muebles inservibles de sus casas.
«A nosotros, los que estamos cerca del retiro, la casa es el patrimonio familiar que nos da seguridad durante nuestra vejez, y a pesar del deterioro no nos queda otra que la renovación», señaló Johnny Meyberg, natural de Colombia y residente de la ciudad de Katy, al este de Houston.
Lo que ocurre en Katy se replica en otras áreas de la devastada Houston, la cuarta ciudad más poblada de Estados Unidos.
La lucha contra los efectos de Harvey, que el pasado 25 de agosto tocó tierra en Texas como huracán de categoría cuatro, de un máximo de cinco en la escala de intensidad Saffir-Simpson, prosigue también en la localidad de Beaumont, cuyos habitantes no cuentan con agua potable debido a que el desborde del río Neches estropeó las bombas y la planta de tratamiento.
Mientras, Irma volvió a ser un huracán de categoría, sobre el Atlántico rumbo al Caribe, informó ayer el Centro Nacional de Huracanes, CNH. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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