Para entender lo que pasa en nuestro planeta con la pandemia del coronavirus COVID-19 y qué podemos esperar en el futuro, es importante ver hacia atrás.
El historiador Rodrigo Moreno, Doctor en Historia, explicó en una entrevista a EL UNIVERSO que, al recorrer la historia de América, se puede comprobar que la población local se vio reducida por una serie de epidemias mortíferas.
“Hay tesis que hablan de genocidio”, dice. Pero, aunque la conquista fue violenta, resulta ilógico creer que los españoles eliminarían tanta posible mano de obra. Entonces apareció otra tesis: la de las enfermedades que mermaron la población sin defensas para enfrentarlas.
Gripe porcina
De la primera que se tiene vestigios es de la gripe porcina. La hipótesis más aceptada es que llegó en el segundo viaje de Cristóbal Colón. Se le llamó simplemente gripe y antes de eso “no hay ningún dato que demuestre que existía este mal, ni tampoco la fiebre, en América”, relata.
Luego vino la viruela, que afectó a varias zonas de América y provocó una mortandad fuerte. Se sabe, incluso, que la viruela pasó desde Panamá hacia la zona inca, a través de los chasquis, antes de que los españoles conquistaran esta parte del continente. A Guayaquil llegó aproximadamente en 1708.
“La letalidad en la primera oleada de la enfermedad llegó a ser del 90%, era muy contagiosa (…) en México pudieron haber muerto unos 8 millones de personas, cuando la población era de 25 millones”, detalla Moreno.
La viruela es la mayor pandemia de la historia y ha afectado a la humanidad hace más de 10 000 años.
Además de la influenza y la viruela, el sarampión también golpeó a la población infantil indígena. Se estima que el sarampión produjo más de 200 millones de muertes en el mundo, antes de que se encontrara su vacuna.
Estas epidemias, sumadas a la mala alimentación y al trabajo forzado que hacían, mermaron la población indígena de una forma “alarmante”, para el historiador.
A mediados del siglo XIX llegó la fiebre amarilla, con los esclavos africanos y el desastre fue duro, especialmente en las zonas bajas (tropicales). En Ecuador era conocida como vómito prieto y se esparció tras la llegada de la goleta Reina Victoria a Guayaquil. La salmonela y el cocoliztli fueron otras de las epidemias que mermaron la población local en el continente.
Para Moreno es interesante poner de ejemplo estas epidemias y pandemias para saber cómo actuaron las sociedades de diferentes épocas. Según él, es interesante fijarse en la Peste Negra de Europa, que comenzó en la parte occidental en 1346, se transmitía a través de parásitos como pulgas y piojos, y se extendió por todo el continente durante cinco años.
Si bien terminó en 1353, duró mucho más y hubo muchos rebrotes de la enfermedad. Lo mismo pasará actualmente, según su criterio. “Se van a dar rebrotes, quizás no con la fuerza del comienzo de la enfermedad”, comenta.
Es importante tenerla como referencia por la mortandad. Fue tan brutal en esos cinco años, que la cifra más optimista es de 25 millones de fallecidos, la más pesimista dobla esa cantidad. Con respecto a la cantidad de gente que vivía allí, la mortalidad fue de casi los dos tercios de la población.
Pero la peste contribuyó a debilitar el feudalismo y, al igual que otros males, como la malaria, cólera, lepra y tifus, fue clave para el desarrollo de la prevención sanitaria.
Otro punto similar con la pandemia actual es la conectividad. La peste negra ocurrió en el periodo en el que Europa había recuperado su conectividad y esto hace que la posibilidad de que una epidemia se extienda sea alta. Es lo mismo que está pasando actualmente.
“Estamos hiperconectados (…) la globalización vino para quedarse y no hay vuelta atrás, opina Moreno. “Pero debe tener mejoras, al igual que el capitalismo”.
Para el historiador, cerrar fronteras no es una buena opción, con miras a la recuperación económica. “Sería fatal (…) los países no globalizados, como Corea del Norte o Venezuela, tienen menos casos oficiales, pero a qué costo, si viven en condiciones precarias”, señala.
Moreno propone que Latinoamérica debe evitar encerrarse y tiene que reforzarse como región. “Los europeos, por ejemplo, luego de la pandemia (peste negra) se asociaron en la Gran Línea del Norte para poder resurgir comercialmente; además, las asociaciones no solo deberían ser internas, también con la zona Asia del Pacífico.
Su opinión sobre Ecuador es que lo más importante es que no vuelva a pasar lo que pasó en Guayaquil, en donde hubo escasez de implementos médicos, falta de infraestructura y similares. Pero cree que Ecuador es un territorio dinámico y que saldrá adelante.
“Desde la historia, cada momento como este trae dolor, pero también es cuando se genera gran innovación y emprendimiento. Podemos verlo en nuestras amistades, que inventan negocios, en nosotros mismos. Como individuos hay que generar ideas, hacerlo con responsabilidad”, agrega.
La responsabilidad final siempre es de cada persona
Según Moreno, hay empleos que desaparecerán, otros que tendrán “que tendrán que reinventarse”, como la industria del turismo, y eso dependerá de la creatividad y de los “imprescindibles incentivos gubernamentales” para financiar emprendimientos y desarrollar ideas.
Lo que sí es necesario que suceda en cada país, añade, es que exista un mayor control de territorio. “Por el espacio aéreo vinieron los contagios. Ahora las aerolíneas nos tienen que garantizar un 99% que no nos vamos a contagiar”. Además, cada persona debe tener claro que habrá rebrote y debe ser responsable con su cuidado sanitario personal. (I)
FUENTE: EL UNIVERSO
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