El presidente francés, Emmanuel Macron, trata de buscar una salida al caos provocado por las violentas protestas en Francia, especialmente en París, organizadas por los llamados “chalecos amarillos”.
Ayer el mandatario visitó el Arco del Triunfo, en los Campos Elíseos, uno de los lugares donde se produjeron las protestas más violentas, para constatar los daños.
Después dirigió una reunión de ministros de urgencia para hallar una respuesta a un movimiento que parece escapar a cualquier control. Macron ya ha dicho que “no aceptará jamás la violencia”, que “nada tiene que ver con la expresión de una legítima cólera” de los “chalecos amarillos”, que globalmente protestan contra el precio de los carburantes y la pérdida de poder adquisitivo.
La violencia en París fue de “una gravedad sin precedente”, dijo ayer el prefecto de Policía Michel Delpuech. En total, 412 personas fueron detenidas, “un nivel nunca alcanzado en las últimas décadas”, agregó y lamentó la “violencia extrema e inédita” contra las fuerzas del orden con el “lanzamiento de martillos” y “bolas de acero”.
Unas 136.000 personas participaron en el tercer sábado de protestas organizadas en el conjunto del territorio francés por los “chalecos amarillos“, lo que representa un aumento en el número de manifestantes respecto de las protestas de la semana anterior (106.000 personas), según datos oficiales.
Los disturbios, de una magnitud inédita en París, causaron 133 heridos –entre ellos 23 de las fuerzas de seguridad–.
También se produjeron incidentes en el resto del territorio francés. En el sur del país, en Toulouse, 57 personas resultaron heridas, entre las cuales había 48 agentes de Policía, mientras que en Arles, el sábado por la noche falleció un motorista al golpearse con un camión durante un atasco originado por un bloqueo de los “chalecos amarillos.” Se trata de la tercera muerte desde que empezaron estas manifestaciones.
Expertos dicen que las protesta se han desbordado por varias aristas, según El País. Entre ellas, la inexperiencia política de Macron y su equipo, que lo han dejado solo en el poder, a diferencia de los partidos tradicionales que tienen nexos con varios sectores sociales.
De la misma manera se identifica que la estructura del Gobierno (V República) enfrenta directamente al presidente con la sociedad sin ‘amortiguadores’, explicó al medio el politólogo francés Jérome Jaffré, quien añade que a todo eso hay que sumarle el pesimismo ‘endémico’ de los que se sienten víctimas de una globalización que dicen merma sus posibilidades de progreso. (I)
FUENTE: EL UNIVERSO
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