A la hora de observar el proceso electoral en Ecuador, resulta muy interesante tener en cuenta lo sucedido en Argentina desde el año 2015, donde se definió también en segunda vuelta el triunfo presidencial de Mauricio Macri y la alianza “Cambiemos”. A 15 meses de aquella victoria, llama la atención la enorme diferencia entre las promesas de campaña y su gestión de gobierno, lo que ha llevado a millones de argentinos a una gran “desilusión”.
Asumiendo que nadie puede predecir el futuro, y que cada país presenta particularidades, sabemos que la derecha política coordina sus estrategias a escala continental con similares métodos, formas y objetivos. Guillermo Lasso y Mauricio Macri son parte del mismo “equipo” de vertiente neoliberal que pretende derrotar el ciclo progresista iniciado hace 15 años en América del Sur.
Mauricio Macri prometió durante la campaña crear “un millón de empleos”. Sin embargo, la cantidad de trabajadores cayó sostenidamente. Más de 220 mil personas perdieron sus puestos de trabajo el año pasado en Argentina. A fines de 2015 el desempleo era de 5,9% y ya en 2017 ha superado el 9% y para algunas consultoras alcanzó el 10%.
Otro de los ejes de campaña del presidente Macri fue “Pobreza cero”, pero más de un millón y medio de personas han caído a la pobreza desde que asumió el 10 de diciembre de 2015. Un crecimiento tan notable y doloroso del desempleo y la pobreza no se apreciaba en el país desde hace más de 12 años.
Un tópico de su campaña fue la “lucha contra la corrupción”, pero al poco de asumir se conocieron cuentas de su familia y del propio presidente en paraísos fiscales (Panamá papers).Más tarde, producto de la investigación sobre Odebrecht, el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas, amigo de Macri, quedó envuelto en pagos de la empresa a su nombre, y se lo acusa de cobrar sobornos. Además, se han sumado casos escandalosos como el intento de condonar la deuda de una empresa del padre del presidente por 70 mil millones de pesos (4 mil quinientos millones de dólares).En poco más de un año de gestión, los casos que involucran al presidente y su entorno son imposibles de justificar.
Macri dijo que no iba a devaluar el peso frente al dólar, pero a los pocos días de iniciar su mandato decidió una devaluación superior al 40%. Esta medida derivó en una escalada inflacionaria. “Derrotar la inflación” fue un asunto central de su campaña, pero la economía argentina cerró el 2016 con una inflación de 41%, la más alta de los últimos 24 años. Por otra parte, y a pesar de que negó que iba aplicar un ajuste, la quita de subsidios a los servicios públicos y la suba brutal de tarifas han empobrecido a la mayoría de los argentinos. En los hogares de la Ciudad de Buenos Aires se pagó en diciembre de 2016 casi un 380% más que en diciembre de 2015 de gasto energético (luz y gas). A lo que hay que sumar aumentos de agua, telefonía, transporte, prepagas, obras sociales, colegios, alquileres. A principios de 2017 se registraron nuevos aumentos y se anunciaron más para el transcurso del año.
Los sectores más dañados son la industria (caída del 10%), la construcción (20%) y el comercio (7%), que son los mayores generadores de empleo. La crisis se explica en la caída del consumo y la inversión, lo que se agrava por la apertura indiscriminada a las importaciones. La actividad económica cayó 2,3% en 2016 y se perdieron 5147 empresas en los primeros nueve meses del año, el mayor número desde la crisis de 2002.
El escenario es de recesión, desindustrialización, cierre de fábricas y comercios y un brutal endeudamiento externo. Desde que empezó el gobierno de Macri el país se endeudó por 77 mil millones de dólares (equivalente al 15% del PBI).
“En mi gobierno los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias” fue otra de las contundentes promesas; sin embargo hoy pagan más trabajadores que antes de su gestión. También aseguró 1 millón de créditos hipotecarios a 30 años y con tasa cero, algo que jamás sucedió. Prometió el plan de obras públicas e infraestructura más ambicioso de la historia. Pero se ha paralizado la obra pública.
El gobierno de Cambiemos puso al Estado a funcionar como una aspiradora de recursos desde los sectores populares y medios hacia los más poderosos y ricos. En sus primeros cinco meses de mandato, Macri generó un incremento de casi 20 mil millones de dólares a compañías agroexportadoras, bancos y entidades financieras, empresas de alimentos, grupos industriales y mineras. Lo hizo a partir de la devaluación, la eliminación o reducción de las retenciones a la exportación, la aceleración inflacionaria y la desregulación financiera.
El resultado del próximo 2 de abril en Ecuador no sólo es importante para ese país. En Argentina, detrás de la palabra “cambio” se escondía un gran engaño. Intentan llevar a Ecuador a caer en la misma trampa. / Juan Cruz Campagna – Nodal
FUENTE: EL TIEMPO
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