En el año que termina un hecho repetido sorprendió a todos: la protesta social en distintos lugares, como en Francia, en Venezuela, en Cataluña, en Chile, en Hong Kong, en Ecuador, en Argelia, en Colombia. Lugares con grandes diferencias en la ideología de sus gobiernos, en sus cifras macroeconómicas, en su organización social y política, pero con algo en común: desigualdad, frustración, desesperanza, que siempre estuvieron allí pero nos fijamos en el país evidente e ignoramos que existe otra realidad hasta que estalla.
La mayoría de los estados se autodefinen hoy como estados democráticos, cuyo objetivo es el bienestar del pueblo, basado en los principios de libertad, igualdad de derechos, justicia, respeto a la dignidad humana, una sociedad con leyes comunes sin lugar para la arbitrariedad, sin cabida para la pobreza, la marginación, la sumisión o la represión, en la que se entiende que todos los ciudadanos tienen derecho a la participación en los asuntos públicos y en el que las autoridades reciben el poder por decisión del pueblo.
Esos son los principios de los estados democráticos, pero en el mundo que subyace y no se ve, los ciudadanos no sienten que la democracia les ofrece oportunidades de realización personal. Es que el desarrollo de la ciencia y la tecnología transforma la realidad no solo cambiando las formas de producción, sino también la relación entre las personas y la de estas con un mundo diferente. Es decir, el mundo cambió y es necesario encontrar nuevas formas de organización social y política, que pongan el ejercicio del poder más cerca de la ciudadanía conservando los principios democráticos.
El momento demanda creación de pensamiento político y social para sostener la organización del Estado, de tal manera que todos los ciudadanos accedan al bienestar que el progreso de la ciencia y la tecnología debe generar. Es una tarea que la academia no puede soslayar, la democracia es una creación humana y corresponde a quienes estudian los fenómenos políticos y sociales ofrecer alternativas para convertirla en vida y compromiso común.
Esta debería ser la gran tarea del 2020 y la protagonista de nuestras reseñas. (O)
FUENTE: EL UNIVERSO
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