El apoyo de la población a la aplicación de la máxima pena en el país suramericano es el mayor desde 1991, cuando el instituto Datafolha incluyó el tema en sus encuestas.
El 57 % de los entrevistas se mostró a favor de este tipo de pena en Brasil, un 39 % dijo estar en contra, mientras que el 3 % no respondió, de acuerdo con Datafolha, que entrevistó 2.765 brasileños en 192 municipios entre el 29 y 30 de noviembre del año pasado.
El sondeo, con un margen de error de dos puntos porcentuales, desveló que el apoyo a la pena de muerte es mayor entre la población más pobre y entre los hombres.
Entre los brasileños con una renta mensual de hasta cinco salarios mínimos (4.770 reales o unos 1.445 dólares) el apoyo es del 58 %, pero este cae hasta el 51 % entre las personas que reciben de cinco a diez salarios mínimos (9.540 reales o unos 2.890 dólares).
Los jóvenes de entre 25 y 34 años son los que más respaldan la medida (64 %), un porcentaje que se reduce hasta el 52 % entre los mayores de 60 años.
Según la encuesta, los católicos son más favorables a la medida (63 %) que los evangélicos (50 %), mientras que entre los ateos el apoyo se sitúa en el 46 %.
La legislación brasileña no contempla la pena de muerte y la última ejecución de este tipo en Brasil ocurrió en 1861.
Dos brasileños fueron ejecutados en Indonesia en 2015, a pesar de los intentos del Gobierno brasileño para frenar el fusilamiento. EFE
FUENTE: EL TIEMPO
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