Hacer el pago mínimo o cubrir de forma parcial la cuota de contado (que incluye los diferidos más los consumos corrientes) por compras con una tarjeta de créditogenerará más gastos al bolsillo. Una resolución de la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera de noviembre del 2018 establece que el interés del saldo no pagado se cobre desde la fecha que se hizo el consumo.
Un ejemplo: Si un tarjetahabiente consumió $ 2.000 durante diciembre tiene que pagar esa cantidad en caso que haya establecido la modalidad corriente, más lo que corresponda al diferido. “Si cubre el mínimo, que normalmente es alrededor del 17% o más (del total de la deuda), va a tener un saldo (del cual el interés) no se va a contabilizar desde la fecha de corte sino desde cuando se hicieron los consumos”, dice Guillermo Granja, catedrático de la Universidad Ecotec.
Antes de esta resolución, entre febrero del 2017 y noviembre del 2018, el interés regía desde la fecha de corte de pago. El presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, Julio José Prado, dice que se ha regresado a la modalidad de pago vigente antes del 2017. “Esta es la forma de cobro que existe en otros países del mundo. La operación crediticia empieza desde el día de la compra y eso es lo correcto porque el banco asume el riesgo de no pago (del tarjetahabiente) a favor del establecimiento. Los intereses aplican desde el momento de la compra”, asegura.
El literal b del artículo único de la resolución vigente indica que “si vencido el periodo de gracia el tarjetahabiente no ha cubierto los valores pendientes de cancelación, la entidad cobrará el interés correspondiente desde la fecha del consumo hasta el vencimiento del periodo de gracia, e intereses de mora a partir del vencimiento del periodo de gracia”.
Aquí otro ejemplo. No se cobrará ningún interés si se paga la cuota completa dentro del plazo que corresponda, en el caso de los pagos diferidos a tres meses o más sin intereses, financiamiento que es común durante las festividades de Navidad y Fin de Año. “Desde del punto de vista de la educación financiera es positiva (la resolución) porque obliga a arroparse hasta donde da la sábana. Las tarjetas de crédito aparecen para ser un instrumento de pago, no una forma de vivir”, asegura Granja.
El especialista indica que uno de los objetivos de la medida es que la gente empiece a consumir en dinero real no a través de estos instrumentos de crédito.
La cartera del crédito de consumo fue de $ 9.985,69 millones en diciembre del 2018, según la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, alrededor de un 14% más que en diciembre del 2017. (I)
FUENTE: EL UNIVERSO
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