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Enrique Pita: El Consejo Electoral está enfermo, no de muerte, pero sí débil

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Quito –

El vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Enrique Pita, cuestiona con dureza el trabajo institucional frente a las elecciones, pues no hay «liderazgo», además que reprocha que él y el consejero Luis Verdesoto no son tomados en cuenta para el trabajo operativo. Expresa su preocupación por los retrasos que se enfrentan al interno, sobre todo en el área informática, para lo que se necesita presupuesto, que no hay. Esta situación podría agudizarse, por el cambio de ministro de Finanzas.

¿Cómo avanza la organización del proceso electoral?

Más allá del tema político que guarda relación con la inscripción de candidaturas, el problema que tenemos es el del presupuesto, porque se han ido liberando partidas en ciertas contrataciones urgentes, como fue el caso de los miembros de las Juntas Provinciales Electorales, que aun así hubo una presión por bajarles el sueldo, lo cual es una complicación por la intensidad del trabajo que van a tener. Pero en términos generales, así no se puede trabajar, no se puede hacer una planificación si hay que ir discutiendo rubro por rubro con el Ministerio de Finanzas. Como esto lo está liderando la presidenta (Diana Atamaint), la única información que tenemos es a través de la prensa. Hay temas relacionados con el área informática que tienen una debilidad.

¿Qué medidas se deben tomar con urgencia?

Hay actividades no cumplidas como la aprobación del reglamento del Sistema de Transmisión de Resultados. Comprar equipos va a ser imposible, porque no hay tiempo para hacer los procesos regulares. Alquilar es una alternativa. Y hay dos alternativas, alquilar a CNT o Telconet, con las limitaciones del tema político en el segundo caso, por lo que nos quedaría CNT. Además, el cambio de ministro de Finanzas (a Mauricio Pozo) también podría entenderse como una complicación, porque si viene hablando con un ministro, y le cambian a otro, eso puede ser un obstáculo para trabajar con la celeridad que necesitamos.

¿Qué efectos acarrean estos retrasos?

He alertado de que se apruebe este reglamento y no pasa absolutamente nada. Siento que en la institución no existe alguien responsable de todo el proceso, que no hay un líder. El informe de la comisión técnica sobre los sistemas informes registran atrasos, pero nadie da explicaciones. A quién le echamos la culpa. ¿Al jefe del área informática? ¿Al área de procesos?

¿Y el pleno?

El pleno está totalmente aislado de las decisiones de carácter técnico y administrativo. El pleno ha terminado siendo exclusivamente para la aprobación de reglamentos, pero en ningún caso los consejeros (de minoría) hemos sido tomados en cuenta. Todas estas cosas son conocidas por quienes conforman la mayoría. Debo creer que la consejera Esthela Acero maneja áreas importantes, al igual que el consejero José Cabrera y la presidenta. Debo entender que ellos son quienes conocen qué pasa o deja de pasar.

¿Qué ha pasado con el cambio de personal en los últimos meses?

Como consecuencia de esta forma de administrar la institución, muchos de los funcionarios son recomendados por quienes tienen influencia en estas áreas. No siempre son personas con el conocimiento o experiencia para asumir tales responsabilidades. Además, no existen personas que en la organización del proceso tengan liderazgo y que no se pisen los pies. Que los atrasos de uno no afecten a otros, pero alguien es el que tiene que ser el gran coordinador, y en la institución no existe.

No es la primera vez que usted participa en un proceso electoral. ¿Es normal este tipo de atrasos?

No. Trabajé en la Función Electoral cuando eran representaciones de las siete organizaciones políticas más votadas, y había gente con liderazgo. Luego estuve en el CNE con Omar Simon, y debo reconocer que lideraba muy bien y se relacionaba con los otros consejeros. Y en la época correísta, de alguna manera por lo menos había un liderazgo y se subordinaban a ese liderazgo. Pero de alguna manera los resultados se daban.

Será porque ese liderazgo respondía a una sola organización política. Ahora, los cinco responden a diferentes organizaciones políticas y sociales, que los promovieron cuando fueron elegidos.

En la organización de un proceso electoral no hay espacio para opiniones políticas. No hay. Hay espacio para liderazgo, experiencia, para autoridad.

Pero eso no se mira cuando se toman decisiones en calificar candidaturas de ciertos binomios.

En la calificación de binomios, como el de Unión por la Esperanza (UNES), desde mi punto de vista la interpretación que hicieron para aprobar estuvo fuera de lugar, y por eso voté en contra. Y por eso es la reacción del comunicado público de este grupo de abogados.

Hay un reglamento que expone las reglas a cumplir y los cuestionan porque no se cumplen.

Se están estirando interpretaciones. Está en la conciencia de cada uno, pero como autoridad máxima, nosotros tenemos que aplicar la norma. En el caso de UNES, el derecho de participación está bien. Pero ese derecho se lo gana sobre la base de respetar los procedimientos. Tenemos derecho a muchas cosas, pero siempre y cuando cumplamos con los procedimientos previstos para acceder a ese derecho.

¿El CNE no está haciendo cumplir sus normas?

De alguna manera cuando toma las decisiones, estira e interpreta, y pasa por alto lo que ha sido aprobado en sus propias reglamentaciones.

¿Y qué pasa con sus sistemas al momento del ingreso de la información de inscripciones?

El sistema debió haber registrado quiénes eran las personas que aceptaron su candidatura de forma personal. Pero al haberse aceptado la inscripción del binomio Andrés Arauz-Rafael Correa de UNES, cuando este último no aceptó como lo señala el reglamento, creó expectativas. Correa no era un precandidato porque nunca aceptó, mal podía ser remplazado. Pero el sistema se lo permitió y la expectativa se dio y se creó un tema político. Y ya en lo político, es cuando se allana la mayoría cuando acepta el remplazo.

La selección de los miembros de las Juntas Receptoras del Voto es algo que preocupa a la ciudadanía por la pandemia. ¿Cómo avanza?

Las delegaciones electorales están en ese trabajo. Mi preocupación es que se omitió el pago a estas personas, y eso podría ser un problema, porque ese estímulo resarcía el tiempo que están dedicando a esta actividad, y mucho más grave con los riesgos que van a tener ahora por efecto de la pandemia.

Y qué pasará si en esos espacios los designados no acuden por temor a contagiarse.

Hay el altísimo riesgo que las organizaciones políticas se preparen para cooptarlas con gente para que en un momento dado puedan integrarse. Existe ese riesgo. El CNE no puede hacer nada, porque no se han tomado las contingencias, el pago lo hubiera resuelto. Ahí se justifica el voto telemático que fue desechado, cuando era la alternativa para evitar riesgos. Desecharon esa alternativa, y las organizaciones políticas, por el desprestigio institucional, tampoco favorecieron a esa opción.

¿El desarrollo del proceso puede ser una oportunidad para levantar la imagen del Consejo?

Nuestra preocupación en este momento no debe ser levantar la imagen, eso es complicado en este tiempo. Quien preside la institución debería intentar encontrar la forma en que la organización del proceso sea eficiente. Y en las diferentes áreas de sistemas y procesos se cumpla una planificación controlada.

¿Y su papel cuál va a ser?

Yo soy el vicepresidente y no tengo responsabilidad en ningún caso, en ninguna área. Sin embargo, con satisfacción puedo decir que en la organización de procesos e informáticos, mis aportes han sido acogidos. Pero en responsabilidades no, y a estas alturas tampoco me embarcaría en asumir responsabilidades sobre un enfermo como el CNE.

¿De qué está enfermo el Consejo?

En su planificación, en sus controles, en cuanto a liderazgo para llevar adelante el proceso. En la ejecución de los planes, en lo técnico, en lo práctico. No de muerte, pero está débil.

¿El día de las votaciones podremos llegar con un sistema informático que funcione?

Espero que sí.

¿Cómo van a controlar la campaña electoral tomando en cuenta el número de candidatos?

Esto tiene un costo para el Estado que no es justificado, porque la vanidad o la novelería de alguien para candidatizarse la vamos a tener que pagar todos. Hay muchos candidatos que intentan ser el outsider, el que pueda despertar la emoción popular de última hora. La apatía del electorado provoca que muchos candidatos sientan que pueden ser ellos los que los despierten. Pero eso nos va a costar a todos. Cuesta la campaña y pone en riesgo el proceso democrático, porque la atomización no es buena para la democracia. ​

¿Cómo está el trabajo de la juntas provinciales electorales y del exterior, en medio de las situaciones políticas que también se viven en estos organismos?

En esta parte de la calificación de candidaturas el asunto no tiene mayores complicaciones. Y cuando haya una decisión incorrecta las organizaciones políticas pueden presentar recursos y resolverse. Pero pese a la toma de poder de la mayoría de consejeros en esos espacios, el proceso va avanzando. Habrá que ver después, cuando entremos al proceso de escrutinio y validación de actas y reconteo, que es donde se puede medir la influencia de un grupo sobre otro. (I)

FUENTE:EL UNIVERSO

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