«Nos ha pillado por sorpresa», explica Albano Graça, quien había acudido a este pueblo de la región Centro de Portugal, situado en plena sierra y a unos 200 kilómetros al norte de Lisboa, para pasar el fin de semana con su hija.
Los moradores de las aldeas del entorno de Pedrógão Grande, algunas de ellas evacuadas, se hacen fuertes formando coros para llorar a los seres queridos y para lamentar lo que han perdido.
Los bares permanecen abiertos como únicos lugares de reunión para los vecinos, que se preguntan cómo les sobrevinieron las llamas, que han dejado un frente de varios kilómetros que hace intransitablela carretera nacional IC-8 por su extrema peligrosidad. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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