Con una larga ceremonia de toma de mando, Jair Bolsonaro (extrema derecha) se convirtió ayer en el 38º presidente de Brasil, la mayor potencia económica latinoamericana.
“Convoco a cada uno de los congresistas a ayudarme en la misión de restaurar y volver a erguir a nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica”, dijo Bolsonaro.
“Vamos a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”, proclamó el excapitán del Ejército de 63 años, quien ha sido criticado durante toda su carrera por sus frases racistas, misóginas y homófobas.
Se abstuvo de dar detalles sobre los planes de ajustes y privatizaciones impulsados por su ministro de Economía, Paulo Guedes, aunque se comprometió a obrar en nombre “del interés nacional, del libre mercado y de la eficiencia”.
Lo que sí hizo fue reafirmar su promesa de liberalizar la posesión de armas, al afirmar que “el ciudadano de bien merece disponer de los medios para defenderse” de la delincuencia.
Bolsonaro, a quien suele llamárselo “el Trump tropical”, no tardó en agradecerle por la misma vía: “¡Juntos, bajo la protección de Dios, aportaremos prosperidad y progreso a nuestros pueblos!”.
A la posesión asistieron varios mandatarios y dirigentes de algunos países. En representación de Trump llegó el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo. También estuvieron los presidentes de Chile, Sebastián Piñera; de Uruguay, Tabaré Vázquez; de Bolivia, Evo Morales; de Honduras, Juan Hernández; de Paraguay, Mario Abdo. Los primer ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; de Hungría, Viktor Orbán, entre otros.
En el Palacio de Planalto, el mandatario saliente, Michel Temer, le entregó la banda presidencial a Bolsonaro.
FUENTE: EL UNIVERSO
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