La Navidad puede resultar ser la época del año más feliz para unos y más triste para otros. Cuando la vida te sonríe, tienes al lado a los tuyos y tiempo para disfrutar de ellos mimándoles y cuidándoles, todo puede parecer extraordinario. Celebrar fiestas, organizar grandes comidas en familia o comprar regalos a los más allegados suelen ser las acciones que más nos llenan y nos colman de felicidad durante la Navidad.
Pero nos hemos puesto a pensar cuál es el sentir de niños, jóvenes y ancianos que por diferentes circunstancias pasarán solos la Nochebuena. Los migrantes lejos de sus hogares y seres queridos, niños con discapacidad abandonados en albergues, madres impacientes en los hospitales y familias flageladas por el fallecimiento de los padres.
La navidad de los migrantes
El radiodifusor de origen lojano Rigoberto Pinzón Aimar, desde hace 21 años no comparte una navidad con su familia. Con nostalgia siempre recuerda las reuniones familiares, pero por cosas del destino, tuvo que abandonar su tierra natal, para radicarse en los Estados Unidos.
“En estos lares la Navidad se la vive y se la siente con nostalgia por la ausencia de la familia, la ausencia de los rostros de nuestros padres, de nuestros hijos, son épocas en las que uno añora más el terruño, aquí incluso el clima es muy frio en esta época, y algunas veces se vive una Navidad blanca por la presencia de la nieve. Pero en algo ayuda la tecnología, ahora las familias pueden comunicarse en vivo y hasta en el último rincón del mundo”, menciona.
La navidad en el ‘Hogar San Camilo’
Los amores de la madre dicen que no se comparan con nada. Por eso resulta incomprensible cómo ángeles enviados por Dios, que son diferentes o que sufren una discapacidad han sido abandonados a su suerte. En el Hogar San Camilo existen alrededor de 23 niñas que padecen discapacidad y que son cuidadas con inmenso amor por las madres de la congregación del Instituto del Verbo Encarnado.
María de Guápulo, es una religiosa que siempre está pendiente de Nayeli, que tiene 5 años de edad, y que sufre de parálisis cerebral. “Nos dedicamos a recibir a niñas que tienen necesidad de ser atendidas pues padecen discapacidad, las atendemos como se fueran nuestras hijas, desde que amanece las aseamos y alimentamos”.
“Para mí es una gracia tener a Nayeli, el poder atenderla, es un angelito, es como mi hija, tiene 5 años de edad, llegó al hogar hace cuatro años. Para nosotros todos los días es Navidad, vamos a tener un programa especial para celebrar el nacimiento de Jesús. En San Camilo hay mucha alegría, juntas armamos el pesebre y cantamos villancicos”, indica.
El Hogar San Camilo se mantiene por obras de misericordia. “Recibimos la ayuda de la gente de Loja, y si alguien quiere ir a compartir la Navidad con nosotros los esperamos, las puertas están abiertas”, señala.
‘Mi regalo, la salud de mi hija’
Alexandra Campoverde, oriunda del cantón Balsas de la provincia de El Oro, llegó hace varios días a la ciudad de Loja, para realizar chequeos médicos a su hija de tan solo cinco años de edad. La niña habría sufrido hace varios meses una fractura de su pierna izquierda. Fue operada en Machala, pero al parecer la cirugía que se le practicó no tuvo los resultados esperados.
“En Machala salió mal la operación, le colocaron un clavo que no era y eso le causó una infección, la interné la semana anterior, me voy a quedar en el hospital, según como salgan los resultados. Pero ya estamos resignados a pasar la Navidad en el hospital, tenemos que esperar los resultados de una biopsia que le practicaron”, manifiesta.
Según Alexandra ha perdido la noción del tiempo, no se ha preocupado de comprar regalos, ni tampoco ha planificado nada para celebrar la Navidad. “Pasaré con mi hija, lo más importante estar a su lado y que ella esté bien, mi familia tampoco vendrá a visitarnos, estaremos las dos unidas. Mi regalo, sería la salud de mi hija, no espero nada más”.
En Nochebuena despidió a su mamá
El nacimiento de Jesús es una fecha para celebrar en familia. La comunicadora Melania Machuca recuerda que hace seis años justamente en Nochebuena la tragedia llegó a su hogar. “En mi familia se presentó un suceso que marcó nuestras vidas para siempre, perdimos a nuestra madre”.
“Mi madre se llamaba María Asunción Chamba Veintimilla, tenía 62 años cuando falleció. Son seis años que la tristeza que sentimos se ha convertido en un luto eterno. Nuestra Navidad es muy triste, Dios llamó a mi madre justamente un 24 de diciembre de 2011 cuando eras las 22:00, a esa hora por lo general todas las familias se reúnen”, menciona.
Melania Machuca, sostiene que su madre era muy devota del Divino Niño, por eso considera que “fue Jesús quien la llevó al cielo, en una fecha muy especial. Navidad en la actualidad para mí es muy triste, ahora solo nos unimos para conmemorar el aniversario de su muerte”. (EVLL).
FUENTE: LA HORA
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