Y eso es irreversible, porque los niños que sufrieron desnutrición crónica antes de los cinco años quedan con una cicatriz invisible que los acompaña para toda la vida.
«A estos niños les hicimos algo tan salvaje como cortarles una mano», dice Julio Berdegué, representante en América Latina de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El problema es que como la desnutrición crónica infantil es invisible, no provoca «un escándalo espantoso» como lo causaría una mutilación física, apunta en conversación con BBC Mundo.
En América Latina, el problema es particularmente grave en Guatemala, que según los últimos datos de la FAO es el país con más desnutrición infantil crónica de la región, aunque sus cifras no incluyen a Venezuela, país del que no hay información disponible.
Christian tiene 9 años y mide lo que un niño de 7.
Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018 publicado esta semana por las agencias de Naciones Unidas FAO, OPS, UNICEF y WFP, casi la mitad de los niños guatemaltecos (46,5%) están desnutridos.
Y entre los niños indígenas de las zonas rurales el problema es mucho más grave: afecta al 61%.
5 millones
Sandra Magali, Johana, Christian Elías, Luis José y Sandra Yaneth, por ejemplo, han pasado hambre.
Viven en la comunidad de Chiquimula, en el llamado «corredor seco de Guatemala», y no tienen la estatura que les corresponde para su edad.
Pero, en toda América Latina, hay más de 5 millones de niños con desnutrición crónica.
Y la mayor parte también viven en zonas rurales.
De hecho, en países como Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Perú, más de las mitad de los pequeños que viven en el campo no come lo suficiente.
Morir de hambre
Guatemala lleva años con un problema que no se soluciona.
En 2015, 183 niños murieronde hambre en el país centroamericano. Al año siguiente fueron 161 y en 2017 148. Todos por desnutrición infantil aguda.
FUENTE: EL UNIVERSO
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