Además de marchas de protesta organizadas por sindicatos y movimientos sociales en medio centenar de ciudades, los manifestantes promovieron paralizaciones parciales de algunos servicios, principalmente del transporte y de la educación, en las grandes ciudades de Brasil.
La jornada de protestas fue secundada por los sindicatos de empleados públicos y de profesores en varios estados, que obligaron a escuelas y universidades a cerrar sus puertas en varios estados, como Río de Janeiro, así como por conductores de autobuses y maquinistas de Metro y de trenes urbanos en ciudades como Sao Paulo, Belo Horizonte y Curitiba.
Pese a que no promovieron la prometida paralización de Brasil contra las reformas de Temer, la movilización se convirtió en una demostración de fuerza cuando el Congreso se prepara para debatir la polémica reforma de las jubilaciones.
Sao Paulo, la mayor ciudad del país, amaneció sin autobuses en las calles y con el Metro funcionando a media marcha, aunque el transporte se normalizó a lo largo del día, y se registraron bloqueos en importantes vías, gigantescos embotellamientos y el cierre de algunos bancos.
En Brasilia, además de una marcha que reunió a unos 10.000 militantes de los movimientos Sin Techo y Sin Tierra en la avenida que concentra las sedes del Gobierno, el Congreso y la Justicia, cientos de manifestantes ocuparon parcialmente la edificación del Ministerio de Hacienda, en cuyo interior protagonizaron refriegas con los guardias y rompieron los cristales de algunos ventanales.
“Esta es la primera movilización unificada de este año y abre el calendario de una intensa agenda que tendremos en 2017 para denunciar los retrocesos que penalizan a los trabajadores”, informaron los organizadores en un comunicado.
Jubilaciones
El proyecto de Temer eleva a 65 años la edad mínima de jubilación tanto para hombres como para mujeres, aunque según las leyes actuales, las trabajadoras pueden jubilarse con 30 años de cotización y los trabajadores con 35, sin límite de edad, lo que permite que puedan acogerse al sistema de protección social con apenas 50 años. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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