Por mandato constitucional, estamos obligados a respetar integralmente .la existencia, el mantenimiento y regeneración de los ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos de la naturaleza o Pachamama, Art.71.; y, en el Art. 72, la parte pertinente dice: “La naturaleza tiene derecho a la restauración”, de tal suerte que de los esfuerzos que se realicen para la conservación de lo que queda de los bosques y la reforestación dependerá en gran medida el futuro del contaminado ambiente.
El uso y actividad mercantil de la madera y sus derivados al igual que en todos los países del mundo han estado presentes en la economía y finanzas; pues, las gigantescas áreas de bosques en un país pequeño como el nuestro ubicadas en la Región Amazónica, en la Andina y en la Costa han suministrado productos forestales para la subsistencia de sus habitantes como frutos, maderas, leña, resinas, cortezas, bejucos, carnes, pieles y todo lo existente en nuestra prodigiosa fauna y flora.
De lo que registra la historia, ya desde la época Precolombina nuestras parcialidades aborígenes de la Costa utilizaron la balsa para construir sus rústicas embarcaciones dedicadas a la actividad mercantil, llegaron a Panamá y Méjico, actividad que se incrementó significativamente en la era de la dominación española que se construían barcos de guerra en los astilleros del puerto de Guayaquil para combatir la piratería inglesa para lo que se tuvo que talar centenares de hectáreas de bosques, que duró hasta la construcción y llegada de las embarcaciones a vapor.
El recurso forestal en la Amazonia continúa en deterioro por similares razones que en la Costa y la Sierra, la extensión de la frontera agrícola con el advenimiento de la ganadería a gran escala, desde luego necesaria y otras actividades de los colonizadores como la explotación mineralógica y la industrialización de la madera que redujo significativamente la cobertura de los bosques como en nuestra provincia y la de Zamora Chinchipe.
Que debemos hacer para coadyuvar a la conservación del planeta amenazado del cambio climático, que ha motivado reuniones permanentes de foros mundiales con asistencia de mandatarios de la mayoría de países, científicos y representantes de ONGS. sin que se arribe a ningún acuerdo por imposición de los grandes imperios, debido a lo cual debemos cumplir el mandato constitucional que por lo menos en este problema no sea letra muerta y se lo aplique armonizando y haciendo realidad el ejercicio de aspectos legales, institucionales, interinstitucionales, sociales y financieros; pues, la deforestación se causa además por incendios forestales, expansión urbana y la intermitente guerra auspiciada por el “gran sheriff” del imperio del Norte, que contamina el ambiente produciendo nuevas enfermedades que se convierten en epidemias.
Entonces, comprometámonos, pueblo y gobernantes para aplicar técnicas adecuadas en la reforestación y compartamos la altruista tarea que algunos grupos juveniles realizan en la siembra de árboles los mismos que posteriormente tiene que atenderse como requiere todo ser viviente que nace, crece, se desarrolla y muere, desde luego “Los Árboles Mueren de Pie” como tituló su obra inmortal el Dramaturgo español Alejandro Casona y llegar a disfrutar con salud y alegría las bondades de la eterna primavera.
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