Los venezolanos están saliendo por miles de su país a Colombia, numerosos lo hacen por senderos clandestinos; unos por huir de la crisis y otros para vender chatarra y abastecer de productos que escasean. Solo en el comedor Casa de Paso de la Divina Providencia, ubicado en Cúcuta, Colombia, unos 4.000 cruzan a diario para recibir un almuerzo que este centro ofrece a los migrantes.
Otra multitud de venezolanos, cruzando trochas ilegales, cerca del Puente Internacional Simón Bolívar en Villa del Rosario, norte de Santander, en Colombia, se han convertido en comerciantes de chatarra y se embarcan en procesiones a lo largo de senderos clandestinos que llevan al vecino país en su lucha por llegar a fin de mes. Cada quien busca cómo sobrevivir a la crisis.
María, madre soltera de dos hijos, se las arregla para mover una carretilla con bultos. Dentro lleva la chatarra que recogió en cualquier lugar porque ya no “hay con qué comprarla”, y en la mochila un poco de aluminio también para la venta.
Con lo que recibe pretende comprar harina, papa, zanahoria y ajos. Apenas lo necesario para sostenerse unos días antes de que, muy a su pesar, deba atravesar de nuevo la trocha.
“Entro con la chatarra por la trocha para que no me la quiten” en los controles, dice, exhausta, a la agencia AFP.
FUENTE: EL UNIVERSO
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