Los hechos ocurrieron en el barrio de Morumbí de la capital paulista, una de las zonas más nobles de la ciudad, cuando el grupo estaba intentando abrir el cofre de una residencia a la que habían entrado a robar, y en la que había tres adultos y un niño.
Los ladrones pertenecen a una banda dedicada al robo de residencias en algunos de los barrios más exclusivos de la capital paulista y estaba siendo investigada desde hacía siete meses por la Policía, que la víspera siguió sus pasos y frustró el asalto.
Los bandidos intentaron huir en dos vehículos, pero fueron interceptados por el Grupo Armado de Represión a Robos y Asaltos, el cuerpo de la Policía Civil, con el que se inició un intenso tiroteo que acabó en la muerte de los 10 asaltantes. Los bandidos tenían cuatro fusiles y usaban chalecos antibalas.
La Policía informó que ha reforzado la seguridad en el barrio con el fin de “cohibir las acciones delictivas” en la zona, donde se encuentra el palacio del gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin.
El suceso de Sao Paulo sumó un nuevo capítulo a la violencia de Brasil, que tiene en el estado de Río de Janeiro uno de los principales frentes debido a la intensificación de la lucha entre narcotraficantes y policías. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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