El sexto y más potente ensayo atómico de Pyongyang hasta la fecha ha suscitado la condena unánime de la comunidad internacional y amenaza con desencadenar una escalada armamentística en la región, después de que Seúl y su aliado Washington hayan respondido con exhibiciones de poderío militar y advertencias belicistas.
El Ejército surcoreano llevó a cabo ayer, por segundo día consecutivo, ejercicios militares con fuego real, y planea más maniobras conjuntas con Estados Unidos a lo largo de la semana, que podrían incluir el despliegue de portaaviones de propulsión nuclear en aguas próximas a la península de Corea.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, acordaron «medidas disuasorias efectivas» e «incrementar la presión internacional» sobre el régimen norcoreano, durante la primera conversación telefónica entre ambos, tras el ensayo nuclear de hace dos días, se informó desde Corea del Sur.
Seúl recalcó ayer que su oferta de diálogo al Norte sigue sobre la mesa, aunque su discurso se ha enfriado tras no recibir ninguna respuesta oficial del país vecino. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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