Mientras muchos inmigrantes con visado de los países afectados por el veto migratorio se apresuraban a viajar a Estados Unidos aprovechando la suspensión temporal del decreto, el Gobierno de Trump se recuperaba de un nuevo revés judicial y prometía seguir con una batalla que probablemente acabará en el Tribunal Supremo.
“Vamos a ganar esta pelea”, aseguró el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence. “Seguiremos usando todos los medios legales a nuestra disposición para suspender la orden” del juez que bloqueó el veto migratorio, agregó.
Unas horas antes, la Corte de Apelaciones del Noveno Distrito, con sede en San Francisco, California, había dado una mala noticia a la Casa Blanca, al negarse a restaurar de forma inmediata el decreto que permanece bloqueado desde la noche del viernes.
Fue entonces cuando el juez federal, James Robart bloqueó provisionalmente mientras revisaba el fondo del caso, el veto que desde el 27 de enero impedía temporalmente la entrada al país de los refugiados de todo el mundo y de los ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen.
El sábado por la noche, el Gobierno de Trump inició un proceso de apelación que iba acompañado de una petición a la Corte de Apelaciones de que restaurara el veto.
La Corte rechazó ayer esa petición y dejó en vigor la decisión que ha abierto de nuevo las puertas del país a millones de inmigrantes y refugiados. No obstante, la Corte también pidió a los demandantes en el caso -los estados de Washington y Minesota, contrarios al veto migratorio- que le presenten argumentos a favor de su posición y al Gobierno de Trump que haga lo mismo antes de las 15:00 de hoy.
Los expertos coinciden en que, pase lo que pase en esta Corte, el caso acabará con toda probabilidad en el Tribunal Supremo, que actualmente está dividido entre cuatro jueces de tendencia conservadora y otros cuatro de inclinación progresista.
Los estados demandantes argumentan que el decreto es anticonstitucional porque provoca discriminación contra una religión, la musulmana, algo prohibido en la Carta Magna. (I)
FUENTE: EL TIEMPO
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