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Una familia de Catamayo vive en una acera

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Blanca Amada Carrión Carrión, todas las mañanas, tan pronto se despierta, mira lo que dice fue hace tres  años su terreno y que le fue despojado, según cuenta, por un usurero del sector, que la obligó, junto a su familia, a replegarse y montar su nueva “vivienda” sobre una acera, que está al frente de su antiguo bien. Ello ocurre en el barrio San Vicente, ubicado a cuatro minutos de la ciudad de Catamayo.

 

Llegar al lugar no es difícil. Todo el mundo conoce la dirección. Es que los catamayenses saben de este problema social, aunque muy pocos se atreven a comentarlo y peor aún a dar mayores detalles de esta historia humana, cuya protagonista principal es la familia Chiriboga-Carrión, hoy sumida en la desesperación y el dolor. Hay voces que creen que el “asunto se tornó político”.

 

Drama humano

Sea político o no, el hecho es que la cotidianidad de la familia Chiriboga-Carrión, hoy compuesta por cuatro personas, transcurre en medio de cartones viejos, madera, latas, fierros retorcidos, trapos, plásticos, retazos de hojas de zinc, plantas marchitas, y una imponente pancarta escrita con letras azules sobre un fondo blanco. Allí se lee la frase: “Movimiento contra la usura Catamayo. La familia Chiriboga-Carrión está en la calle por una deuda de usura… 4.000 (dólares) al 10%. Saluda al Presidente”.

 

Sobre la acera municipal se levanta la vivienda (covacha) de la familia. El interior es una mezcla de todo y sus habitantes tratan de aprovechar al máximo el espacio, que es estrecho y demasiado caluroso. Hay camas ‘tendidas’, ropas colgadas, enseres colocados a lado y lado, una cocina, una vajilla de aluminio, agua en una caneca…

 

Sentado en una silla, en un rincón de la habitación, paladeaba un dulce y miraba fijamente un reloj amarillo uno de los hijos de Blanca Amada Carrión. Se  trata de Luis Alfredo,  de unos 30 años de edad, quien adolece de una discapacidad severa.

 

La morada de la familia, situada en la calle García Moreno entre Primero de Mayo y la panamericana, aparte de la estrechez física, tampoco cuenta con los servicios básicos. Sus integrantes deben ir a las baterías sanitarias públicas del barrio. El problema mayor es en invierno que es cuando el agua ingresa a la habitación, inundando todo.

 

Pero no todo fue pesar para la familia Chiriboga-Carrión. Blanca Amada, de 77 años, golpeada por la diabetes, la osteoporosis y la presión alta, cuenta entre lágrimas que el lote de terreno lo compró al Municipio de Catamayo en el año 2000 y pagó por él 2’035 mil sucres, tras lo cual le entregó la institución la escritura pública.

 

El vía crucis de esta familia catamayense tiene su origen en un préstamo que solicitó uno de sus hijos, quien falleció hace unos nueve años. Blanca Amada Carrión dice que fue la cantidad de cuatro mil dólares la que solicitó a quien llama usurero, a un interés mensual del 10%. 400 dólares al mes canceló por el lapso de cinco años.

 

Blanca Amada Carrión considera que no le debe un solo centavo al prestamista y que el monto cancelado en condición de interés sobrepasa la cantidad entregada a su hijo, quien usó el dinero para comprar un vehículo Ford-350, modelo 1980, que le sirvió como herramienta para trabajar. Hoy, el automotor luce inservible y lleno de chatarra. En su cabina duerme uno de sus hijos.

 

A decir de Blanca Amada, a pesar de haberle cancelado el valor, el prestamista la demandó en los juzgados, alcanzando una sentencia a su favor, que concluyó, finalmente, con el desalojo de su vivienda, hecho acaecido de 10:00 a 14:30, del 17 de abril de 2015.

 

La jefa de la familia Chiriboga Carrión, quien también vio fallecer a su esposo, espera que alguna autoridad le haga justicia devolviéndole su lote de terreno y por lo pronto advierte que no se irá del lugar, a no ser que le restituyan su propiedad que, según asegura, sigue siendo suya y donde aspira levantar nuevamente su vivienda para residir allí junto a sus tres hijos que le quedan. “De aquí me iré solo donde Dios me lleve”, puntualiza.

 

Es Joselito Leonel Chiriboga Carrión, de 37 años, quien cuida a su madre, Blanca Amada, y a sus dos hermanos. Él manifiesta que trabaja cuando puede. También exhorta a las autoridades a atender la petición de su progenitora.

 

La parte legal

El abogado defensor de la familia Chiriboga-Carrión, Héctor Figueroa Cano, manifiesta que hasta el mismo presidente de la República de ese entonces, Rafael Correa Delgado, ofreció devolverle la propiedad a Blanca Amada Carrión, pero hasta el momento no se ha concretado, sin embargo, se ha planteado nuevamente una demanda y que está a la espera que se atienda, aunque adelanta que la Fiscalía ha dispuesto el archivo de la acción.

 

“La señora (Blanca Amada Carrión) lo único que quiere es que le devuelvan su casita porque ya pagó demasiado en intereses, capital, las cosas y todo lo demás”, expresa Héctor Figueroa, quien informa que, al momento, el lote de terreno va por el cuarto propietario, es decir, un bien “que la señora lo prestó por cuatro mil dólares lo vendieron en 60 mil”.

 

El jurista espera alguna decisión final y hasta tanto, según dice, la familia tiene que soportar los fuertes inviernos, sin servicios básicos, pero sí con la esperanza que algún momento se le haga justicia a doña Blanca Amada Carrión y a sus tres hijos, mientras tanto, a decir de Héctor Figueroa, el presunto usurero ha “dejado en la calle a no menos de unas 50 familias” de Catamayo.

 

Atención a la familia

La alcaldesa de Catamayo, Janet Guerrero Luzuriaga, afirma que la familia fue atendida tanto por el Municipio como por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), incluso, dice, que el esposo de Blanca Carrión, que padecía un cáncer a la nariz, fue llevado al centro gerontológico y atendido debidamente. Allí, luego de un mes y medio “por temas políticos les dijeron y recomendaron que lo saquen” y tras aquello falleció.

 

La autoridad del cantón comenta que también a Blanca Carrión y a su hijo con discapacidad les ofrecieron ayuda, pero “ellos no quieren ir. Desean que el Municipio les dé un lote, pero una figura legal no permite”.

 

La salida, a decir de la alcaldesa, fue que la institución compre un espacio y le asigne a la familia, junto a dos más, en el barrio San José, incluso el concejal Felipe Figueroa hizo el depósito para cancelar el terreno, sin embargo, los moradores no aceptaron bajo la justificación de conflictividad de la familia.

 

No obstante, la alcaldesa Janet Guerrero da una esperanza a la familia Chiriboga-Carrión y anuncia que está considerada para el proyecto de vivienda gubernamental ‘Casa para todos’ y que ocupará una de las 260 residencias. La autoridad no especifica fecha alguna, pero sí recalca que “aquí han imperado los temas políticos”.

 

Hasta que el programa de vivienda estatal se concrete o que se dilucide si el tema es político o no, Blanca Amada Carrión seguirá viendo en las mañanas, a través de las paredes de cartón y tela, el espacio desde donde fue desalojada, usando 39 policías y una retroexcavadora, por quien ella lo califica de usurero. (JPP)

FUENTE: LA HORA

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